
Acerca de este curso
El trabajo en equipo es, sin duda, uno de los mayores desafíos para cualquier jefatura. Se habla mucho sobre liderazgo, escucha activa, percepción y empatía, pero hay un aspecto aún más fundamental: una buena dirección que brinde un marco claro de acción.
Es clave plantearse una pregunta esencial: ¿Qué queremos lograr este año, tanto cualitativa como cuantitativamente? Para ello, es necesario analizar la brecha con respecto al año anterior, revisar las metas propuestas, los resultados obtenidos, las estrategias implementadas tanto acertivas como erradas, los obstáculos que surgieron y cómo se resolvieron. Además, es valioso considerar otras perspectivas que puedan aportar a este análisis.
Este proceso de reflexión—este «mea culpa»—no debe hacerse de manera aislada, sino con el equipo. Es fundamental involucrarlos en la revisión del camino recorrido, compartir con ellos los «semáforos» rojos, amarillos y verdes que se presentaron. Juntos, se debe analizar cómo anticiparse a estos desafíos y enfrentarlos de manera efectiva.
Para lograr buenos resultados, es clave aprovechar todas las herramientas disponibles: profesionales, tecnológicas y emocionales. Ninguna es más básica que otra; todas cumplen un rol fundamental. Si alguna falta, la mesa queda coja. Integrarlas de manera estratégica es lo que realmente marca la diferencia en el éxito de un equipo.